E invertirlo, a poder ser, en alargar alguna despedida
En mirar las cosas desde otro prisma
En saborear aún un poco más el regusto de la risa en la boca del estómago
Romper papeles absurdos,
Gritar pidiendo cordura a toda esa gente que aún cree en los contratos
Y ya de paso, también, darle una patada al milímetro que separa dos manos al andar
Porque yo siempre he sido de arrancar los finales de los cuentos
Por muy felices que sean,
Lo triste está en que siempre haya un final
Menos kilómetros, menos papeles, menos legislación, menos farolas
Más estrellas, más cerveza, más cosquillas, más sábanas, más tú
Menos tontería
Me gustaría no sentir que pido demasiado,
Si no es mucho pedir.
No es pedir demasiado, desde luego. Precioso texto. Por cierto, ¿sabes que en mi blog escribí un soneto isabelino titulado "El maracapáginas"?. Sólo tengo que decir que me acordé de tí cuando le puse el título. Un abrazo.
ResponderEliminarSolo el hecho de querer pedir...ya es tener más que los demás. Como siempre me ha encantado.Yo pediría más relatos tuyos.
ResponderEliminarPí
Qué texto más bonito. No dejes nunca de escribir, Jara. Tan grande es el placer que sientes tú escribiendo como el que tiene el placer de disfrutarlo. Alejandro.
ResponderEliminar