Las películas de Pixar emocionan y siempre dicen algo. Eso es algo que siempre había advertido pero que hasta ahora no me había parado a analizar. Esta semana santa, con un trabajo de teoría de autor a cuestas, me ha tocado analizar concienzudamente alguna de sus películas: entre ellas Ratatouille. Cuando la vi por última vez, tenía 17 años y no me detuve demasiado a paladearla, pero la película verdaderamente lo merece. No es la más conocida de Pixar, tampoco la más querida, pero en mi caso es la que más me emociona. Quizás porque habla de arte, quizás porque habla de sueños, del placer, de París, del amor, de integración interracial, de que "anyone can cook". Es una película sabrosa, llena de matices, cocinada con mucho mimo. De esas que te envuelven y te contagian la sonrisa, provocando un "¿por qué no?". De esas que volverías a ver una segunda, una tercera vez, para masticar cada uno de sus detalles.
Hoy me quedo con uno de los discursos finales de Anton Ego, crítico culinario que desde la primera escena atenaza a todo cocinero de París y que, el los últimos minutos del film, nos deja a todos una lección interesante. Habla de cocina pero, amigos, creo que todos nosotros (todos los que nos dedicamos desde el lado que sea a algo relacionado con las artes o la cultura) sabremos entender muy bien.
“En muchos sentidos, la labor de un crítico es sencilla. Arriesgamos muy poco y sin embargo disfrutamos de una posición privilegiada sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su persona a nuestro juicio. Prosperamos gracias a la crítica negativa, la cual es fácil de escribir y leer. Sin embargo, la amarga verdad que debemos enfrentar nosotros, los críticos, es que en el gran orden de las cosas la pieza promedio de basura es más significativa que la crítica que la califica de esa forma.
Pero hay ocasiones en que un crítico realmente arriesga algo, y esto ocurre en el descubrimiento y defensa de lo nuevo. El mundo es a menudo cruel con los talentos nuevos, las nuevas creaciones; lo nuevo necesita amigos”
(Aquí va el video. Ojo, spoilers, a fin de cuentas es una escena final...)
me encanta esa película. atreverse a arriesgar, a innovar. la crítica negativa ayuda, pero la positiva también es necesaria. :)
ResponderEliminarMuy buen ojo para un discurso que no está de más que nos recordemos de vez en cuando.
ResponderEliminarUn saludo :)
Adoro Pixar :)
ResponderEliminarMuy buena entrada
Un besito!
El rincón de los sueños perdidos