domingo, 16 de diciembre de 2012

16/12/2012


Hay tantas cosas que me gustaría contarte. Y no puedo.
Me gustaría ser como tú, y creer que estés donde estés puedes oírme, o guiarme, o responderme a tu manera. 
Pero no puedo.
Hay tantas cosas que me quedaron por preguntarte, tantos consejos que ya nunca vas a darme. Hay fotografías que, sin pararme a pensar, pienso en enviarte. Y sólo al decirlo en voz alta soy consciente de que nunca vas a recibirlas. Pierden el sentido.
Yo  iba a ser tus dedos para tus historias. Puede que sea lo único que me has pedido nunca. Y no me perdono el tener que inventármelas para hacerte justicia.

Nadie me avisó de lo difícil que es echar de menos,
Y no poder decírtelo nunca.

jueves, 22 de noviembre de 2012

22/11/2012

Piérdete conmigo. No le eches la culpa al tiempo. Entre los dos conseguimos romper las barreras, y echar por tierra convenciones y prejuicios. Porque de eso se trata, ¿no? No hables de prisas, de palabras, o de versos. Pues no hay nada, sólo besos, y el amargo desvanecer de tu olor en mi almohada, cuando te vas.

 Y quién dice qué, y quién sabe nada. Si la luz de una vela abre más los ojos que cualquier revelación trascendental. Si no hay nada ahí fuera, más allá de estas cuatro paredes. Si no hay gritos que atraviesen nuestras sábanas, ni amenazas que atenacen más que nuestra ropa. Así que tú fuma, que yo tiro, y tú sigue, que yo te persigo. Que una noche de Madrid no es tan fría si está tu abrigo, y menos aún si tus labios me declaran la guerra.

 Duerme conmigo. Como imploraba Marea en esa canción que ni escuchas ni te incumbe. Duerme conmigo y despiértame, ahógame, revíveme a bocanadas. Yo te haré todas esas promesas que nadie piensa en cumplir cuando trepan por la garganta y escapan a bordo de un par de copas de más. Pues sé de buena tinta lo de tus miedos, y mis pesadillas. Y todo eso de las palabras impronunciables, los fantasmas que acechan y los monstruos que se esconden bajo la cama.

Pero no le eches la culpa al tiempo.

Desafía a la lógica. Apuesta a un número par.

Y piérdete conmigo.

martes, 21 de agosto de 2012

Recorrer Madrid por la noche y...


Sentirte parte de una nada infinita.
Hundirte en la multitud que hormiguea la ciudad insomne entre los latidos del tráfico y las luces.
Consciente. Enfadada. Porque solo los pitidos de los coches combaten contra esa furia de sueños, y risas, y gritos. Y lo sabes.
Y debería haber una mano que sostener en ese instante, pero los dedos se aferran a un bolso que temes perder ante un desafortunado choque en un paso de cebra. Y dónde están esos cuentos. Dónde están esas ciudades, y el café para llevar, y los encuentros fortuitos. Dónde está el lenguaje que comunica a personas tan distintas, si Madrid no es más que un laberinto de hormigas sonámbulas. Si aunque mires al cielo, la ciudad entera le desafía a no mostrar ni una estrella.
Pero aun sin luz todo son luces. Y sonidos. Y hay algo armónico dentro del caos.
Como si las aceras siguieran el compás de mil saxofones desafinados
y te invitasen a bailar.

lunes, 6 de agosto de 2012

06/08/2012


Hay noches en que mis sábanas duermen sin pesadillas.
Noches en las que el calor se aferra a los cristales, y el colchón se contagia de su voz y se echa a temblar.
Noches en las que él duerme conmigo y se desafían las leyes de la física.
Poco importa una cama de noventa, una ciudad maldita, una ventana a un patio interior y el ruido de las cacerolas, de los gritos, al otro lado de nuestras paredes. Si él se pega a mis sábanas, bailan los hilos y tiritan hasta los espejos.
Y es que él sabe hacer magia. Dormido, despierto, desnudo o con ropa. Y cómo saber qué decir o hacer para adivinar sus trucos es algo en lo que todavía practico. Buscando las palabras, encontrando mis propios malabares para competir con sus sonrisas a destiempo y esa ingenuidad con la que a veces me desarma.
Pero es que él supo aparecer en el peor momento, escoger las peores frases y ofrecer las promesas más canallas. Supo ser un desafío, y por mantenerlo me declara la guerra dos o tres veces al día. Yo respondo, a veces esquiva, a veces guerrera y, otras tantas, vencida.
Si por él fuera, daría la mano al tiempo y echaría a correr contra ciudades y autopistas. Si estuviera en su mano, no abriríamos los ojos y caminar no sería más que sentir la vida bailando, haciendo cosquillas en nuestros tobillos.
Yo le hablo, le desmiento. Le enseño mis cuentos de princesas, y castillos, y le hablo de los dragones que acechan y de las autopistas con semáforos. Le hablo de la cenicienta que por imprudente perdió un zapato y él se ríe y dice que soy preciosa. No me escucha, ni lo intenta, pero aparta mis dragones cuando me tapa los ojos con sus manos. Hace magia. Y a veces, hasta mis sábanas duermen sin pesadillas.

domingo, 22 de abril de 2012

"Alma,

Él no bebe cerveza. 
Creo que no hay vocabulario todavía que describa lo que ocurre cuando sus labios la tocan y hasta el vaso se estremece.
No es algo que se vea todos los días. Creedme si os digo que entre ellos ocurre algo que te hace sentir indiscreta si lo miras. No sé quién seduce a quién, ni sé mi papel cuando se acerca a ella y se empapa los labios. Le he visto entrecerrar los ojos antes de dejarla entrar. He imaginado su lengua apretándola contra el paladar y analizando sus detalles. Descubriendo sus aromas y desnudándola despacito.
La mira, mientras tanto, escondida en su vaso. 
Ella baila y él echa su cabeza hacia detrás. 
Se lo veo en las pupilas: se le forman palabras. Ácida, alcohólica. Le busca las cosquillas, la escucha. La entiende. Puedo imaginar cómo se siente esa cerveza, expuesta en su boca, desnuda y sin secretos, bailando entre sus labios porque, en fin, cómo no vas a dejarte hacer. Si te hacen tan bien. 
Yo le observo sin entender nada cuando él le da una segunda oportunidad a sus palabras y la vuelve a probar, insistente, sin dejar el vaso. No le entiendo y él lo sabe. No digo nada. Les miro incómoda y fascinada ante el erotismo de sus labios contra el cristal. 
Deseando ser cerveza

al menos, un ratito.

viernes, 13 de abril de 2012

Cuando sobran las palabras



Casi 700.000 niños viven en la calle sólo en Bangladesh.
No suelo compartir vídeos, pero éste lo merece. Hay que tener horchata en las venas si verlo no te pone los pelos de punta.

Vídeo hecho por la fundación PLAN.

miércoles, 11 de abril de 2012

Hervidero

Incertidumbre. Inquietante e incómoda, ¿atractiva? incertidumbre. Nos movemos como hormigas hambrientas en el centro de Madrid. Sin mirar, ni preguntar, ni decir, ni chillar, y algunos gritan, pero las cabezas son un hervidero y todas arden juntas. A empujones. A hostias. Todos contra todos. Contra todo.
Bajan los sueldos, la precariedad infecta los proyectos, sube el precio del metro de Madrid. Es más barato emborracharse que coger el transporte público. Más barato conducir borracho, más sencillo dejarse resbalar por alguna terraza y mirar al cielo y soportar, ¿disfrutar? la incertidumbre.
Y si tú, y si yo, y si nunca.
Y si quizás sí.
Y dónde coño han escondido los sueños en esta ciudad de alcantarillas.

jueves, 22 de marzo de 2012

Hielo

Tenía una mirada llena de cubitos de hielo
Unos labios que chillaban en granate
Y unas manos que sujetaban un vaso vacío.
Había música, y gritos, y ruido de besos, y humo, y golpes, pero no había nadie sino ella.
El cristal era una pista de patinaje en la que deslizar los dedos cada noche. Era un baile contra el tiempo y las cenizas. Contra la música, los gritos, los besos, el humo, y los golpes.
Y no había nadie sino ella.



De esto que vas en el Metro y desvarías. Algún día me haré mirar mi obsesión con el hielo. Buenas noches a todos =)

miércoles, 7 de marzo de 2012

Cracovia sin ti


Inocente y canalla. A partes iguales.
Dos protagonistas que de príncipe y princesa tienen poco. Dos personas que se quieren pero que no pueden, no saben, no quieren estar juntas. Un Madrid encantado y desencantado, donde los hilos del destino se mueven por los tejados de Malasaña entre las zarpas de un gato caprichoso.
El estilo de Carlos Salem, que podría decir lo que a él le diese la gana y hasta la mayor tontería sería un puñetero poema.
En fin, que me encantó. Como todo lo que escribe.

lunes, 20 de febrero de 2012

Esta noche se merece otra ronda

Le voy a cobrar a tus labios tus miradas
por descarada y para sentir,
y poder vestir con tu sonreír mis raídos rincones,
donde duermen las flores que huyen del jardín de mi umbrío corazón,
y entre tu sol, y limpie mi cielo de nubarrones.
Y que mi sangre entone alegres canciones para entrar en escena.
Y se larguen mis penas por los callejones que dan al olvido.
Y acuda desnuda a mis noches oscuras tu luna llena
y alumbre las aceras donde hago hogueras pa trillar el ruido
que hacen las cadenas que arrastran la arena de mis bolsillos.

Y, para mi triste playa, quiero tus olas.
Y, para mi fuente seca, tu manantial.
Me noto sediento y va siendo hora
de ponerse al lío y beber del río que hay en tu mirar,
y espantar el frío que venía conmigo, lo voy a quemar.
Y, brindar por tus ojos a los cuales me arrojo.
Ya puedes mirar
que vengo vestido para que me empiecen a desnudar tus manos.
Tus manos...

Le voy a cobrar a tus labios tus miradas
por descarada y por placer,
pues quiero tejer mi amanecer con tu mañana,
y me invadan las ganas de arder en tu piel y probar tu calor.
Y con tu olor, bordar el aura que nos acompaña,
y notar que sanan las grietas que abre el puto dolor
cuando rompen las ramas de mi árbol,
cuando rompen las ramas de mi árbol,
y se resfría en invierno y no da sombra en verano,
y se resfría en invierno y no da sombra en verano,
y no da sombra...

(Sínkope, Le voy a cobrar a tus labios tus miradas)


Canciones de esas que provocan verdaderos escalofríos.

sábado, 18 de febrero de 2012

Casos reales: vol I.

Espero en la parada del cercanías leyendo a George Orwell. Llevo colgada de mi brazo la bolsa que regalan ahora en Fnac si compras libros de bolsillo (azul, con cuadritos y en cada uno de ellos el dibujo de un escritor). Un hombre de unos sesenta años, barba espesa y figura encorvada se acerca hacia mí sin ningún tipo de pudor y  comienza a mirar mi bolsa directamente.
-Coño, cuánta gente hay ahí.
Sonrío por educación, algo turbada, y vuelvo a pegar la vista en mi libro pero él insiste.
-¿Quiénes son?
-Escritores.
-¿Escritores? -frunce el ceño, se acerca aún más y ladea la cabeza-. Pues no reconozco a ninguno.
Se ríe y mira a sus lados, buscando la complicidad de quienes también esperan el cercanías y están sentados a mi lado. Yo cierro mi libro y le enseño mejor mi bolsa, señalando algunos dibujos.
-Agatha Christie, Edgar Allan Poe, Raymond Chandler, Conan Doyle... -enumero.
-Ni puta idea -me interrumpe-. Joder con la cría, sí que te gustan los escritores.
Asiento con la cabeza y esta vez soy yo la que busca la complicidad de quienes se sientan conmigo. Una mujer joven comparte conmigo una sonrisa, una casi risa, mientras niega lentamente con la cabeza. El hombre no se da por vencido.
-Pues ni puta idea -repite-. En mis tiempos no había escritores. Ahora hay muchos, pero en mis tiempos.... bah, cuatro. Han aparecido todos de golpe, como los maricones. Si llevaras una bolsa de cantantes de flamenco sí los reconocería.
Terminado su discurso, apoya su espalda en la pared y la arquea al ritmo de un tarareo que comienza. Parece flamenco. Vuelvo a abrir mi libro. Miro el reloj: todavía quedan 8 minutos hasta que llegue mi tren.

domingo, 12 de febrero de 2012

Febrero

Él dijo que tenía la voz preciosa. Ella se revolvió inquieta y dijo mira, se está haciendo de noche, y algo, no sé el qué, algo, prende fuego en las fachadas y en las calles. Echó a correr como persiguiendo a las aceras, corrió hasta desplomarse sobre la pared de un edificio viejo que la luz teñía al rojo vivo. Piel y ladrillo aplacaron sus temblores en el débil sol de un anochecer de febrero y él la siguió. Lo repitió. Cerró los ojos y se unió al fuego lento de las paredes, sin decir que la vida es un segundo que apenas se aprovecha, sin pensar en más atardeceres ni en el frío que cada año, a cada paso, cala más dentro y dentro de los huesos; sin decirle que la olvidará y que está bien así, sin explicarle que así funciona la vida, sin contarle que en cuestión de dos meses ambos se habrán hecho viejos y las canas crecen ya bajo sus retinas.
Solo eso. Solo frío y fuego.  
-Tienes una voz preciosa.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Same old café (o esperándote)



Quizás, con un poco de suerte, no escuchemos el crujir de las hojas muertas bajo nuestros zapatos. Y los columpios se enreden en las nubes y ya no sepan cómo bajar. Con un poco de suerte.  Con un poco. Y quizás aprendamos de memoria todas esas canciones, y puedas hacerlas sonar con tus dedos en mi espalda. Y yo sepa seguirte y te susurre mi propia letra al oído hasta hacerte cosquillas. Quizás las ventanas no den vértigo, o si nos contradicen sepas tejer una cortina con tu piel y mis labios. Y yo sepa decirte que te quiero, despacito, como se dicen las cosas cuando se dicen a conciencia. Y tú sepas escucharme. Y quieras creerme. Con un poco de suerte. 

martes, 24 de enero de 2012

Parfois...


...Pamplona arde.
Y nosotros, cabeza hacia atrás, pestaña contra pestaña, bailamos despacio sobre las brasas.

lunes, 23 de enero de 2012

I Encuentro Jóvenes Escritores



He aquí la primera parte del I Encuentro de jóvenes escritores, con Javi Araguz, Javier Ruescas y Anissa B Damom, el videomontaje es de J.Ruescas. Por si queréis curiosear...

martes, 17 de enero de 2012

Utopías para 2012



1984- George Orwell

La conjura de los necios - John Kennedy Toole

Una historia conmovedora, asombrosa y genial - David Eggers

Mencken Chrestomancy - H.L. Mencken

A Month of Sundays: Searching for the Spirit and my sister - Julie Mars

Pasaje a la India - E.M. Forster

A Quiet Storm: A Novel - Rachel Howzell Hall

Una habitación propia - Virginia Woolf

Una paz solo nuestra - John Knowles

Un árbol crece en Brooklyn - Betty Smith

American Tragedy - Theodore Dreiser

Anna Karenina - Leon Tolstoi

Diario - Anna Frank

Expiación - Ian McEwan

Autobiography of a Face - Lucy Grealy

Balzac y la joven costurera china - Dai Si jie

Bee Season: A Novel – Myla Goldberg

Bel Canto – Ann Patchett

Beloved – Toni Morrison

Beowulf – Anónimo

Un mundo Feliz – Aldous Huxley

Siete mares, trece ríos – Monica Ali

Trampa 22 – Joseph Heller

Cuentos completos – Eudora Welty

Edgar Allan Poe: Complete Tales & Poems – Edgar Allan Poe

La prima Bette – Honoré de Balzac

Crimen y cástigo – Fiodor Dostoyevski

Daisy Miller – Henry James

David Copperfield – Charles Dickens

Almas muertas – Nikolai Gogol

La muerte de un viajante – Arthur Miller

Los demonios – Fyodor Dostoevsky

Dr. Jekyll and Mr. Hyde – Robert Louis Stevenson

Eleanor Roosevelt – Blanche Wiesen Cook

Ella Minnow Pea: A Progressively Lipogrammatic Epistolary Fable – Mark Dunn

Emma – Jane Austen

Empire Falls – Richard Russo

Ethan Frome – Edith Wharton

Extravagance: A Novel – Gary Krist

Fahrenheit 451 – Ray Bradbury

Fat Land: How Americans Became the Fattest People in the World – Greg Critser

Finnegan Awakes – James Joyce

Flores para Algernon – Daniel Keyes

Frankenstein – Mary Shelley

Franny y Zooey – J.D. Salinger

Galapagos – Kurt Vonnegut

Hamlet – William Shakespeare

El corazón de las tinieblas – Joseph Conrad

Holidays on Ice: Stories – David Sedaris

How the Light Gets In – M. J. Hyland

How to Breathe Underwater – Julie Orringer

Aullido – Allen Ginsberg

Inherit the Wind – Jerome Lawrence

Jane Eyre – Charlotte Brontë

En un par de días – Tony Vigorito

Hojas de hierba – Walt Witman

Cartas a un joven poeta – Rainer Maria Rilke

Vida de Pi – Yann Martel

La pequeña Dorrit – Charles Dickens

Mujercitas – Louisa May Alcott

Historia viva – Hillary Rodham Clinton

El señor de las moscas – William Golding

Madame Bovary – Gustave Flaubert

Me Talk Pretty One Day – David Sedaris

Memorias de una joven formal– Simone de Beauvoir

Middlesex – Jeffrey Eugenides

Moby Dick – Herman Melville

Monsieur Proust – Celeste Albaret

La señora Dalloway – Virginia Woolf

My Lai 4: A Report on the Massacre and Its Aftermath – Seymour M. Hersh

My Life in Orange: Growing Up with the Guru – Tim Guest

Nervous System: Or, Losing My Mind in Literature – Jan Lars Jensen

New Poems of Emily Dickinson – Emily Dickinson

Noche – Elie Wiesel

Dawn Powell: Novels 1930-1942 – Dawn Powell

Vieja escuela – Tobias Wolff

Oliver Twist – Charles Dickens

En el camino – Jack Kerouac

Alguien voló sobre el nido del cuco – Ken Kesey

La noche del oráculo – Paul Auster

Oryx y Crake – Margaret Atwood

Othello – William Shakespeare

Memorias de Africa – Isak Dinesen

Please Kill Me: The Uncensored Oral History of Punk – Legs McNeil

Property – Valerie Martin

Pushkin: A Biography – T.J. Binyon

Pygmalion – George Bernard Shaw

Quattrocento – James Mckean

Leer Lolita en Teherán – Azar Nafisi

Rescuing Patty Hearst: Memories From a Decade Gone Mad – Virginia Holman

Romeo y Julieta – William Shakespeare

La semilla del diablo – Ira Levin

Tiempo sagrado – Ursula Hegi

Santuario – William Faulkner

Savage Beauty: The Life of Edna St. Vincent Millay – Nancy Milford

Seabiscuit: An American Legend – Laura Hillenbrand

Sentido y sensibilidad – Jane Austen

Siddhartha – Hermann Hesse

Matadero 5 – Kurt Vonnegut

Pequeña isla – Andrea Levy

Las nieves del Kilimajaro y otros cuentos – Ernest Hemingway

Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos – Julia de Burgos

31 canciones – Nick Hornby

Habla, memoria – Vladimir Nabokov

Fiambres: La fascinante vida de los cadáveres – Mary Roach

Por el camino de Swann – Marcel Proust

Swimming With Giants: My Encounters With Whales, Dolphins, and Seals – Anne Collett

Sybil – Flora Rheta Schreiber

Historia de dos ciudades – Charles Dickens

Tierna es la noche – F. Scott Fitzgerald

Las aventuras de Huckleberry Finn – Mark Twain

Las asombrosas aventuras de Kavalier & Clay – Michael Chabon

El arte de la guerra – Sun Tzu

El despertar – Kate Chopin

La campana de cristal – Sylvia Plath

The Bielski Brothers: The True Story of Three Men Who Defied the Nazis, Built a Village in the Forest, and Saved 1,200 Jews – Peter Duffy

El guardián entre el centeno – J.D. Salinger

El código de los Wooster – P.G. Wodehouse

El conde de Montecristo – Alexandre Dumas

El curioso incidente del perro a medianoche – Mark Haddon

The Devil in the White City: Murder, Magic, and Madness at the Fair that Changed America – Erik Larson

Gaseosa de ácido eléctrico – Tom Wolfe

Las cinco personas que encontrarás en el cielo – Mitch Albom

La Fortaleza de la soledad – Jonathan Lethem

El Manantial – Ayn Rand

El Dios de las pequeñas cosas – Arundhati Roy

El gran Gatsby – F. Scott Fitzgerald

El grupo – Mary McCarthy

El cuento de la criada – Margaret Atwood

The Holy Barbarians – Lawrence Lipton

El jorobado de Notre-Dame – Victor Hugo

The Jungle – Upton Sinclair

The Kitchen Boy: A Novel of the Last Tsar – Robert Alexander

Cometas en el cielo – Khaled Hosseini

The Last Empire: Essays 1992-2000 – Gore Vidal

El león, la bruja y el armario – C.S. Lewis

El pequeño cerrajero – Katharine Butler Hathaway

La lotería y otros cuentos – Shirley Jackson

La Mantícora – Robertson Davies

El maestro y Margarita – Mikhail Bulgakov

The Meaning of Consuelo – Judith Ortiz Cofer

La Metamorfosis – Franz Kafka

Los desnudos y los muertos – Norman Mailer

El nombre de la rosa – Umberto Eco

The Namesake – Jhumpa Lahiri

Los diarios de Nanny – Emma McLaughlin

En contra del destino – Amy Tan

El retrato de Dorian Gray – Oscar Wilde

The Polysyllabic Spree – Nick Hornby

The Portable Dorothy Parker – Dorothy Parker

The Portable Nietzsche - Nietzsche

El filo de la navaja – W. Somerset Maugham

La tienda roja – Anita Diamant

El espantapájaros de Oz – L. Frank Baum

La letra escarlata – Nathaniel Hawthorne

El segundo sexo – Simone De Beauvoir

La vida secreta de las abejas -Sue Kidd

La sombra del viento – Carlos Ruiz Zafon

The Song of Names – Norman Lebrecht

The Song Reader – Lisa Tucker

El ruido y la furia – William Faulkner

La historia de mi vida – Helen Keller

Fiesta – Ernest Hemingway

La mujer del viajero en el tiempo – Audrey Niffenegger

Las increíbles aventuras de las hermanas Hunt – Elisabeth Robinson

Unabridged Journals – Sylvia Plath

El año del pensamiento mágico – Joan Didion

Ahora y siempre – Jack Finney

Matar a un ruiseñor – Harper Lee

Truth & Beauty: A Friendship – Ann Patchett

La cabaña del tío Tom – Harriet Beecher Stowe

Unless – Carol Shields

La feria de las vanidades – William Makepeace Thackeray

Guerra y paz – Leo Tolstoy

When the Emperor Was Divine – Julie Otsuka

¿Quién teme a Virginia Woolf? – Edward Albee

Añado yo: 

La montaña mágica

Sacado de aquí.
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