Tenía una mirada llena de cubitos de hielo
Unos labios que chillaban en granate
Y unas manos que sujetaban un vaso vacío.
Había música, y gritos, y ruido de besos, y humo, y golpes, pero no había nadie sino ella.
El cristal era una pista de patinaje en la que deslizar los dedos cada noche. Era un baile contra el tiempo y las cenizas. Contra la música, los gritos, los besos, el humo, y los golpes.
Y no había nadie sino ella.
De esto que vas en el Metro y desvarías. Algún día me haré mirar mi obsesión con el hielo. Buenas noches a todos =)