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jueves, 15 de diciembre de 2011

Canción de amor y muerte

Por mi entrada número 100, una canción que merece ser tratada como poesía. "Canción de amor y muerte", a cargo de Iván Ferreiro.



Hoy, marchita y cansada. Besarte infectada desde el corazón. No hay dolor.
Hay una luz tenebrosa, no te pongas nerviosa, que ya nada te hará de verdad.
Y tú serás la princesa que me muerde y me besa y transforma mi piel en papel.
Y yo seguiré aquí a tu lado, a pesar de lo raro que sea nuestro amor, este amor.

Tras el viento, a tu encuentro. Eterno vagar por el desierto.
Ya lo entiendo; somos todo esto y voy contigo hasta el final, con lo puesto.
Voy a contagiar a esta ciudad con nuestro amor, que todos miran mal.
Fue la canción la enfermedad que bailará toda la ciudad.

Guapa y peligrosa, no te limpies la ropa, que me gustas así, para mí.
Y es que, a pesar de la muerte, de la vida o la suerte, yo siempre te querré. ¿No lo ves?
Es un cuento y lamento que no haya un final, de momento.
Y lo intento, todo el tiempo, que no haya un final, de momento.

Hoy descubrirán la reacción de este motor que arde hasta el final.
Será mi voz la conclusión de todo lo que hay, todo lo que vendrá.
Voy a contagiar a esta ciudad con nuestro amor, que todos miran mal.
Fue la canción la enfermedad que bailará toda la ciudad.

Marchita y cansada, besarte infectada fue mi decisión.
No hay dolor.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Absurdo infinito.



"Entre la Maga y yo crece un cañaveral de palabras, apenas nos separan unas horas y unas cuadras y ya mi pena se llama pena, mi amor se llama amor... Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros. Todo esto se lo voy diciendo a Crevel pero es con la Maga que hablo, ahora que estamos tan lejos".
- Julio Cortázar. Rayuela.


"Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito"

miércoles, 20 de abril de 2011

Crítica a la crítica.

Las películas de Pixar emocionan y siempre dicen algo. Eso es algo que siempre había advertido pero que hasta ahora no me había parado a analizar. Esta semana santa, con un trabajo de teoría de autor a cuestas, me ha tocado analizar concienzudamente alguna de sus películas: entre ellas Ratatouille. Cuando la vi por última vez, tenía 17 años y no me detuve demasiado a paladearla, pero la película verdaderamente lo merece. No es la más conocida de Pixar, tampoco la más querida, pero en mi caso es la que más me emociona. Quizás porque habla de arte, quizás porque habla de sueños, del placer, de París, del amor, de integración interracial, de que "anyone can cook". Es una película sabrosa, llena de matices, cocinada con mucho mimo. De esas que te envuelven y te contagian la sonrisa, provocando un "¿por qué no?". De esas que volverías a ver una segunda, una tercera vez, para masticar cada uno de sus detalles. 
Hoy me quedo con uno de los discursos finales de Anton Ego, crítico culinario que desde la primera escena atenaza a todo cocinero de París y que, el los últimos minutos del film, nos deja a todos una lección interesante. Habla de cocina pero, amigos, creo que todos nosotros (todos los que nos dedicamos desde el lado que sea a algo relacionado con las artes o la cultura) sabremos entender muy bien.

“En muchos sentidos, la labor de un crítico es sencilla. Arriesgamos muy poco y sin embargo disfrutamos de una posición privilegiada sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su persona a nuestro juicio. Prosperamos gracias a la crítica negativa, la cual es fácil de escribir y leer. Sin embargo, la amarga verdad que debemos enfrentar nosotros, los críticos, es que en el gran orden de las cosas la pieza promedio de basura es más significativa que la crítica que la califica de esa forma.


Pero hay ocasiones en que un crítico realmente arriesga algo, y esto ocurre en el descubrimiento y defensa de lo nuevo. El mundo es a menudo cruel con los talentos nuevos, las nuevas creaciones; lo nuevo necesita amigos”




(Aquí va el video. Ojo, spoilers, a fin de cuentas es una escena final...)

viernes, 15 de abril de 2011

Todas las canciones hablan de mí



"Evolucionar constituye una infidelidad. A los demás, al pasado... a las antiguas opiniones de uno mismo. Cada día debería tener, al menos, una infidelidad esencial. Una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro. Una afirmación de que las cosas pueden ser no solo diferentes, sino mejores" - Todas las canciones hablan de mí, de Jonás Trueba.

Una película en la que no pasa nada. Ni comienzo, ni final, ni evolución de personajes. Nada. Solo como un retrato, así como en acuarela, así como sin entender lo que pinta pero probando colores. A mí, humilde servidora, sin idea ninguna de cine y sin expectativas de ningún tipo, me provocó más de una sonrisa. Mucho Madrid, personajes curiosos, conversaciones cuidadosamente realistas y reflexiones como la que arriba os dejo. A ver si, como a mí, también os pica la curiosidad.

martes, 8 de febrero de 2011

domingo, 30 de enero de 2011

De bálsamos


"Cuando el miedo y el frío hacen de ti una estatua en tu propia cama, no esperes que la Verdad acuda en tu auxilio. Lo que necesitas es el mullido consuelo de un relato. La protección balsámica, adormecedora, de una mentira".

Diane Setterfield. El cuento número 13.

viernes, 9 de abril de 2010

Piedras a Bukowski

"-¡Mataré a este coche! -gritaba ella-. ¡Mataré a este coche!
Sus puños golpeaban en el capó, en la puerta, en el parabrisas. Empecé a mover el coche con lentitud, para no herirla. Mi Mercury Comet del 62 había quedado fuera de combate y me había comprado recientemente un Volkswagen del 67. Lo tenía reluciente y encerado. Tenía incluso una gamuza especial en la guantera. Mientras andaba hacia delante, Lydia seguía golpeando el coche con sus puños. Cuando la dejé atrás, puse la segunda marcha. Miré por el retrovisor y la vi plantada de pie, solitaria a la luz de la luna, inmóvil con su batín azul y sus bragas. Se me empezaron a contraer las tripas. Me sentía enfermo, inútil, triste.
Estaba enamorado de ella"
Charles Bukowski. Mujeres.

Que lo critiquen cuanto quieran. ¿Que lo imitan? Sí. ¿Que es sucio? Puede. Pero a más de uno nos anuda el estómago ver cómo es capaz de encontrar sueños en el alcohol, más allá de sus cristales rotos.
Que critiquen si quieren, pero sus palabras escuecen.
Ahí queda eso.

"Te quiero. He llegado a quererte tanto que de hoy en un tiempo no me acostaré contigo"
UA-11417039-1