sábado, 16 de mayo de 2009

Bueno, bonito, barato


-¿Qué traes ahí, Jara?
-¡Me he comprado un libro de segunda mano!
-¿De cuántos kilómetros?

Pequeña anécdota para introducir mi incondicional amor a estos puestos de libros viejos. Hoy me han alegrado el día. Venía frustrada al encontrar cerrada la biblioteca y, mientras mascullaba improperios, he visto los puestos a lo lejos. He ido, a ver qué había, y he encontrado verdaderas joyas a precios ridículos.
Me he comprado uno, ¿cómo no? Todos mienten, de Soledad Puértolas. Porque no lo he podido evitar. Ahí estaba, con la portada algo doblada, las páginas amarillentas y alguna que otra marca hecha a lápiz. He salido de allí más contenta que un niño con un juguete nuevo. Lo he empezado a leer en el cercanías y parece una maravilla. De todas formas, creo que el hecho de que fuera de segunda mano me ha hecho más ilusión todavía. Me gusta pensar que alguien más lo leyó, no tener ni idea de quién fue e intentar imaginar las emociones que el libro le pudo suscitar. ¿Las compartimos? Quizás a él no le gustó (o a ella, se entiende. Esto de no tener género neutro...). Quizás se aburrió, no lo terminó, y decidió venderlo.
O a lo mejor le gustó tanto que pensó que quería compartirlo. O fue uno de esos libros regalados que piensas "me lo leeré cuando tenga tiempo", y se acumulan y acumulan hasta que pasan los años y te das cuenta de que ya ni recuerdas quién te lo regaló.

Sospecho que le gustó, en cambio. Es una especie de intuición extraña. Esa portada doblada, tan marcada, me hace pensar que se lo leyó de un tirón. Quizás en un viaje. En un tren, por pasar el rato. ¿Dónde? ¿Y quién?

Tiene su aquel, la pregunta de mi amigo guasón. ¿Cuántos kilómetros tiene ese libro?
No tengo ni la más remota idea.
Aunque imagino -porque soy así de fantasiosa- que tiene muchos. Muchos.
Y conmigo va a hacer unos cuantos más.


El marcapáginas ha hablado.

8 comentarios:

  1. :D

    Esperamos la crítica, entonces.

    ResponderEliminar
  2. Un libro usado no deja de ser un trasplante de emociones, que lo disfrutes, me ha encantado.

    ResponderEliminar
  3. Me encanta pasarme por la única librería de segunda mano que tenemos aquí. Siempre encuentro alguna joya, y en ocasiones con sorpresas dentro. Algún marcapáginas, ticket o algo perteneciente a su anterior dueño (ya podría dejarse un billete de 500 euros xDDD)

    ResponderEliminar
  4. Genial entrada sí señor (señora), me han entrado ganas de ir a la tienda y comprar todos los libros de segunda mano. Dicen que cuando te hacen una foto te roban un pedacito de tu alma, pero ¿y cuándo lees un libro? ¿Acaso no eres tú entonces el que deja una parte de ti mismo en sus páginas impresas?

    ResponderEliminar
  5. Jolines, qué blog más chulo... me lo llevo a la Cueva.

    ResponderEliminar
  6. A mí también me encantan esos puestos de libros de segunda mano, y siempre que puedo intento llevarme uno, o tantos como pueda permitirme xDDD Son fantásticos :D
    Pues ojalá que su anterior amo/a lo haya disfrutado tanto como lo estás disfrutando tú. Y a ver si lo encuentro en otro puesto de ésos (recuerdo haber leído algún artículo de Soledad Puértolas que me gustó bastante) y también puede hacer unos cuantos kilómetros más conmigo ;)

    ¡Besos!

    ResponderEliminar
  7. Un libro de segunda mano son dos historias en una. Antes de abrirlo, ¿quién lo habrá leído antes? ¿Cómo habrá llegado a mis manos? Y cuando abres el libro, la propia lectura.

    Algo parecido a los libros de segunda mano es el movimiento "Bookcrossing" ;)

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  8. Me encantan los libros de segunda mano, que tienen una historia a sus espaldas, y que podemos recrear, o imaginar, cuando abrimos sus páginas.

    También me encanta encontrar en los blogs que voy descubriendo ecos de voces amigas, como las de Elwen o Ladynere... ¡Chicas, estáis en toda la blogosfera! :D

    Me gusta mucho el blog... ¡te sigo!

    ResponderEliminar

UA-11417039-1