viernes, 7 de octubre de 2011

Médicos sin Fronteras se retira de Tailandia por diferencias con el gobierno

Después de 35 años de ayuda humanitaria, MSF se ve obligada a detener su trabajo por falta de acuerdo con las autoridades

De poco han servido los últimos tres meses de negociaciones entre Médicos sin Fronteras y el Gobierno Tailandés. Se ha denegado a la organización la asistencia a migrantes indocumentados y otras poblaciones desatendidas. Tras la decisión, tomada en septiembre, hoy se retiran los más de 70 voluntarios del país asiático, aunque el colectivo afirma que éste seguirá en su punto de mira.

"MSF está profundamente preocupada con esta decisión pero por desgracia no ha podido llegar a un acuerdo con las autoridades para continuar su trabajo", indicó la en un comunicado la organización humanitaria.

Desde 1976, Médicos sin Fronteras ha llevado a cabo diversos proyectos para prestar atención sanitaria a refugiados que huían del régimen del Jemer Rojo en Camboya, así como en las últimas décadas trató a refugiados birmanos, de la etnia laosiana hmong y, últimamente, a convalecientes del VIH/sida. A partir del año 2000, la organización permaneció respondiendo a situaciones de emergencia.

A comienzos de este año, sin embargo, MSF ya se enfrentaba a las primeras trabas administrativas, que la llevaban a tener que cancelar sus proyectos en Samut Sakhon y en el Paso de las Tres Pagodas, en la frontera con Myanmar, donde 55.000 personas disfrutaban de su único acceso a una atención sanitaria. El colectivo alega además que ha recibido presiones del Gobierno tailandés para dejar de atender a inmigrantes indocumentados, la mayoría procedentes de Birmania (Myanmar), según el diario "Bangkok Post".

Con todos estos obstáculos en su camino, MSF tomó por fin en el pasado mes de septiembre la decisión de cerrar sus proyectos en Tailandia de una forma definitiva. Tras de sí, la organización deja a un país que en estos 35 años ha visto significativamente mejorada su atención sanitaria. El país, sin ir más lejos, fue uno de los primeros en introducir el tratamiento antirretroviral gratuito para enfermos de SIDA.

No obstante, la población más vulnerable sigue siendo aquella que permanece al margen de la sociedad: trabajadores indocumentados y comunidades habitantes a lo largo de la frontera. Según datos de la propia organización, se estima que entre 1,5 y 2 millones puedan vivir en una situación de indocumentación y, por ende, falta de derechos a atenciones primarias.

Médicos Sin Fronteras se va, pero no olvida. Su comunicado de prensa lo expresa con claridad: “aunque la organización cerrará sus proyectos de forma permanente, seguirá estando alerta y preparada para responder a emergencias en caso necesario”.

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