Tenía 14 años cuando viajé a Egipto. Pese a mis ansias por usar sombras de ojos y beber alcohol como la gente adulta, lo cierto es que todavía era una niña. Poco sabía de aquello que sucedía en el mundo. Poco sé ahora, seguramente, pero en aquel entonces mi inocencia me llevaba a creer, hasta semanas antes de aterrizar en El Cairo, que los egipcios todavía creían en Ra y Bastet.
Esos viajes en grupo terminan convirtiéndose en una especie de campamento de verano, y recuerdo que mis padres hicieron rápida amistad con otras turistas valencianas, y que cuchicheaban y reían con cierto recelo cuando paseábamos por el Khan el Khalili y los comerciantes nos saludaban con la macarena y ofrecían camellos a cambio de comprarme.
Nuestro guía, cuyo nombre he olvidado por completo, era centro de cuchicheos entre los turistas. Por lo visto era “muy musulmán”, o eso decían, pero yo no entendía qué era eso y, por supuesto, tampoco entendía qué implicaba. Por eso fui tan impulsiva que me decidí a hacerle preguntas de aquellas cosas que no entendía. Para eso estaban los guías, ¿no?
Un día, entramos en un templo y nos obligaron a cubrirnos el cabello y los hombros con un pañuelo, y el guía empezó a explicarnos cosas sobre la mezquita. Terminó hablando de poligamia, y yo me quedé en silencio un rato pensando en si yo sería capaz de querer a dos hombres por igual y tenerles a los dos viviendo felizmente en mi casa. ¿Se pelearían? ¿Competirían por dormir conmigo? ¿Y si fuera al revés? ¿Sería yo capaz de compartir el amor de mi marido con una completa extraña? ¿Sería mi amiga? Y si uno de mis maridos tuviese más mujeres, ¿viviríamos todos juntos, si fuéramos muchos maridos y muchas mujeres? ¿No sería algo así como una comuna hippie?
Inocente de mí, me acerqué al guía mientras mis padres hacían fotografías de la mezquita junto al resto de turistas.
-Oiga… ¿entonces los hombres no se enfadan cuando su mujer les dice que quieren casarse con otras personas?
Miró a sus lados, turbado, y frunció el ceño.
-No, niña. Son los hombres los que pueden casarse con varias mujeres. Las mujeres no.
Acto seguido se rió como si lo que hubiera dicho fuese una tontería. Eso sí que me sorprendió. Lo medité unos instantes, y me pareció algo injusto.
-¿Por qué los hombres sí y las mujeres no?
Dejó de reírse. Bajó el tono y me miró con severidad.
-Mira, es así de sencillo. Si una mujer se quedase embarazada, ¿cómo saber quién es el padre? Sería imposible. En cambio un hombre puede tener varias mujeres y siempre sabrá quiénes son las madres de sus hijos.
Abrí la boca con la intención de decir algo más. Algo así como “qué más da, si todos sois parte de una familia”, o “¿es que a Egipto no han llegado las pruebas de paternidad?”, pero él me retuvo.
-Y tú deberías pedirle permiso a tu padre antes de discutir algo así conmigo.
En aquel momento supe que debía obedecer. No le pedí permiso a mi padre, como espero que no tenga que pedir permiso nunca para hacer preguntas, acto que por curiosidades de la vida se ha convertido en mi mayor vocación. Tal vez por eso no se me ha olvidado esa escena, tal vez por eso la tengo grabada.
Hoy, cuando he leído en los blogs del País que Abdel Yalil (CNT) va a eliminar las restricciones de la poligamia en Libia por quedar instaurada la Sharia (ley islámica) en el Nuevo Estado de Libia, la escena ha venido a mi cabeza.
He imaginado a todas esas mujeres que esta primavera creían que la revolución también iba con ellas, por ellas. Me las he imaginado teniendo que cerrar los ojos y asentir ante la decisión de su marido de casarse hasta con 3 mujeres más (así lo estipula la Sharia), resignadas a que su nuevo país revolucionario y democrático lo ha impuesto así porque es lo mejor para “todos”.
Me las he imaginado enamoradas, heridas, obligadas a convivir con la otra, sabiendo que ambas se reparten el amor de su marido, sus caricias, sus besos. Me las he imaginado preguntándose con cuál de las dos hará el amor su marido esa noche, sentadas en su cuarto, sin poder quejarse, respirando hondo, tratando de ignorar que incluso con el régimen de Gadafi la poligamia casi había sido abolida del todo y ellas podían prohibir a sus maridos la toma de una nueva esposa.
Me las he imaginado enamoradas, heridas, obligadas a convivir con la otra, sabiendo que ambas se reparten el amor de su marido, sus caricias, sus besos. Me las he imaginado preguntándose con cuál de las dos hará el amor su marido esa noche, sentadas en su cuarto, sin poder quejarse, respirando hondo, tratando de ignorar que incluso con el régimen de Gadafi la poligamia casi había sido abolida del todo y ellas podían prohibir a sus maridos la toma de una nueva esposa.
No parece tan democrático ahora el nuevo régimen libio. ¿De qué sirve luchar por las garantías de voto universal si las mujeres siguen sometidas al yugo de una sociedad patriarcal que ignora sus posibilidades de desarrollarse como ciudadanas en igualdad de derechos?
Poco puedo decir más allá del acertado título que los blogs de El País ha dado al artículo: La poligamia en Libia (o cuando la Primavera Árabe se hace invierno).
Los cambios traen cambios que darán lugar a intentos de cambios. Lástima que razonar consista en mantenerse vivo, y no en mantenerse cuerdo.
ResponderEliminarNo tengo nada más que decir respecto al tema, sería repetir tus palabras, y odio perder el tiempo.
Esto sí que es un artículo con identidad. Ya era hora.
Ditto.
ResponderEliminarMuy buen artículo, Jara. De la injusticia a la injusticia. Algo así.
No va de lo mismo exactamente pero merece ser compartido:
ResponderEliminarhttp://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/643/madres-burkas-y-marujas/
Muy bueno el artículo de Reverte. No estoy de acuerdo en todo lo que dice (suele ser bastante extremo siempre), pero comparto su indignación
ResponderEliminarExcelente artículo. Te felicito. Por un derecho de igualdad.
ResponderEliminarTe saludo desde Barranquilla, Colombia y te extiendo invitación a mi Galería de Letras donde habitan hermosas mujeres con mis letras pero todas son libres de salir de allí y marcharse con quienes ellas quieran.
Un abrazo,
Víctor
Hola Jara! Nos encantas, desde BrainStorming Studios un saludo.
ResponderEliminarSomos una nueva productora de cortometrajes, y vídeos musicales, y anque seamos del 7º arte y tu de la literatura, hemos pensado que podrías difundirnos, o seguirnos.
;)
Nuestro blog es
brainstorming-studios.blogspot.com ,
y nuestro twitter Bra_Sto_Stu , tienes tu twitter?
Agregados a twitter (soy jarasance)
ResponderEliminarGracias por leer el artículo, Galería de letras y BSS. Con tal de que ayude un poco a la difusión de la situación de estas mujeres me doy por satisfecha :)
Un saludo!