domingo, 23 de octubre de 2011

Yellow

Mira las estrellas. Mira cómo brillan por ti. Lo decía Coldplay en una canción, ¿te acuerdas? Tú te reías, claro, pero míralas, están ahí, enredándose en nuestros dedos. Solo hay que atravesar las nubes.

Siempre fuiste un escéptico, pero créeme.

Hay laberintos más allá de los cristales de esta ventana. Y gente que huye, y gente perdida, y gente que besa y muchos otros que piensan que un simple existir ya es vida. Pero tú escucha. Y mira. Es cierto que las estrellas brillan, en todas partes, en cada esquina. Las calles nos miran desde ahí abajo; nos persiguen pintadas de color de rojo, prendidas de la euforia de una noche de sábado. ¿Las ves?

Sonríe a tu reflejo. O sonríe al mío. Si se funden en el cristal tal vez podamos ser invisibles.

Podríamos zambullirnos, si nos asomáramos un poco. Hundirnos en Madrid hasta las rodillas. Trepar por las barandillas, respirar en los tejados. ¿Por qué no? Vamos. Nos largaríamos de este ático tan solo con cerrar los ojos. Adiós a los cristales, adiós a tu ropa, adiós al billete de avión arrugado en mi bolsillo.

Vinimos aquí sin nada, y nada habremos perdido.

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